miércoles, 25 de febrero de 2015

Colaboración de Hugo Van Der Ley

Hugo Van Der Ley, quien se autodefine como arquitecto nómada nos hace llegar esta colaboración. Se trata de una reflexión acerca de materiales de construcción con una opinión muy personal de este arquitecto y amigo. Disfrútenla.

No me gusta el porcelanato

Cuando yo era estudiante le refería a uno de mis profesores, por cierto alabando uno de sus trabajos, como había sabido combinar materiales tan nobles como el ladrillo y el hormigón. De manera petulante el profesor,  me espetó que esa escala de nobleza de los materiales solo existía en mi mente. Quizás tenga razón, pero me da lo mismo, en el entendido de que esa escala de nobleza provenía de mis observaciones de la presencia de estos materiales en la obra de grandes maestros de la arquitectura y de grandes obras arquitectónicas a lo largo de la historia.

Emilio Martínez dictó hace unos años una magistral conferencia titulada, ¨Cuando me Enseñaron Historia¨ y en ella hacia un recuento de varias obras de la gran arquitectura conectándolas en un dialogo con su ejercicio personal. Impresiona ver como Le Corbusier a quien conocemos por la Ville Savoye, L´Unité, o Ronchamp, había producido unas casitas alpinas al principio de su andadura arquitectónica. El destacado arquitecto puertorriqueño hacia después un análisis de sus misma obra conectando su ejercicio con su conocimiento profundo de la historia de la arquitectura universal. La  Biblioteca y Plaza Comunal, Sector Mavito era uno de los proyectos referidos en esta conferencia que tanto me impresionó. Louis Kahn lo sabía y movido por el descubrimiento de la arquitectura antigua, este arquitecto, formado en la tradición del Beaux Arts iba a producir una obra repleta de implicaciones simbólicas, una obra que nos habla desde nuestra dimensión de seres capaces de modificar el espacio tanto para fines funcionales como trascendentes. La arquitectura de Kahn posee una fuerza generadora que le confiere un carácter especial.

Volvamos entonces al tema de los materiales recordando que Kahn dialogaba con un ladrillo. El ladrillo le pedía un arco. El ladrillo es mencionado en el Génesis, específicamente en la construcción de la torre de Babel. Babel, lugar donde Dios confundió las lenguas de la humanidad. A pesar de la vanidad de los hombres que pretendían construir una torre que llegara a los cielos, viendo la forma en que el ladrillo, el humilde ladrillo nos ha acompañado, nos atrevemos a decir que vio Dios que el ladrillo era bueno. El ladrillo es tierra, agua, fuego y aire. En el viven los cuatro elementos que, según los antiguos componían las cosas.

La madera estuvo antes que el ladrillo, sirvió para techar, para hacer primarias y precarias estructuras para remontar ríos, cruzar lagos y mares. Laugier nos muestra al primer ser humano, un niño, recibiendo de las manos de la diosa de la arquitectura, la cabaña primitiva. La madera está con nosotros a despecho de las hectáreas de bosque que se pierden cada día. Algo de vida queda en las fibras de las maderas que componen estructuras, decorados y muebles de nuestros edificios.

La piedra, llena de simbolismo religioso. Piedra angular, cimiento, roca. Pedazo inamovible que desafía la fuerza y la razón. Dicen de Imhotep que inventó la construcción en piedra en el Egipto antiguo y las pirámides parecen repetirlo.

Otro de mis profesores, no muy brillante, repetía que el hormigón era una piedra artificial. Es cierto y es mas que eso, por que antes de ser piedra es materia casi liquida, una pasta verdosa, que se amolda y produce de la mano del carpintero las formas perdurables de una arquitectura que a pesar de ser de pesado el hormigón no deja de ser ligera, de alzar el vuelo de ir mas allá. Candela, Saarinen y otros como Cott y Gautier lo saben, nosotros por ellos también.

El cemento es tierra quemada decía mi profesor de materiales de construcción: se quema piedra caliza, el resultado es clinker se pasa por un molino y tenemos cemento, así lo simplificaba. El cemento gris tipo portland, el que se usa para los mosaicos mezclado con polvo de color. Así tenemos ese mosaico rojo tan agradable al tacto y cuando está bien pulido, a la vista. En negro y blanco podemos usarlo para un piso ajedrezado. De nuevo está de moda tenerlo con patrones de dibujo como en tiempos de mis abuelos.

La cerámica rustica nos trae un material cuyas imperfecciones nos recuerdan que en la variedad se esconde algún guiño. Cuando era chiquito buscaba las imperfecciones que hacían única cada pieza. Las piezas producidas en serie son otra cosa, anónimas, monótonas, aburridas…


Si hay un material que se constituye en un atentado a la sensibilidad, a mi juicio, escriba usted lo suyo si piensa diferente, es el porcelanato. Su popularidad seguro se debe al afán de presumir y a una profunda aversión a todo lo que significa sentimiento. Si hay un material apropiado para el piso de una celda solitaria sería uno de esos porcelanatos bruñidos y poseedores de una dureza de grado 10 en la escala de Mohs. Desde el ladrillo del Génesis al porcelanato de hoy hay todo un mundo de materiales. Elijan…

Hugo Van Der Ley, arquitecto nómada 

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